jueves, 3 de febrero de 2011

¿Capaz o incapaz?

El 20 de Febrero de 2010 me fui de Dinamarca. Llegas a tu casa y te sientes raro. "No es tu casa, o al menos, no como antes". Te das cuenta de que tu dormitorio se ha convertido en el de todos, abres los cajones y no reconoces qué hay en el interior: figuritas y adornos que antes no estaban, fotos del recuerdo, papeles, etc; parece la típica habitación de casa de tu abuela, cuando llegas y te dice: "Mira hijo, aquí dormía tu padre". Todo te molesta. No estás a gusto. No te entienden. La ciudad es pequeñísima. Tus amigos no llegan a comprender el por qué estás a todas horas contando anécdotas de esos 6 meses, por qué todo lo asemejas a cuando "éste o la otra le pasó esto en el viaje que hicisteis en..."; las redes sociales y skypes echan fuego esos días. Fotos. Fotos y más fotos. Tú has vuelto, pero tu mente aún no. Va a ser verdad esto de la enfermedad post-erasmus que dicen los franceses.

Aún sin vuelos pillados para Edimburgo, no hacía más que
darle vueltas a la fecha de salida: Sabía que debía de ser pronto, para no acomodarme a las comidas de mamá, pero no exactamente cuándo. Después de una semana arreglando papeleos con la (D)eficiente Universidad, me decidí y compré los billetes: Iría a Dinamarca unos días y desde allí volaría a Edimburgo (economicamente hablando salía por el mismo precio que un vuelo directo a Edimburgo, y además aprovechaba para volver a Horsens). Cuando se lo comuniqué a mi famila, recuerdo que mi madre decía "nene, espérate a que pase la Semana Santa y luego ya veremos..." (con la esperanza de que a mi se me bajasen los humos y cambiase de idea), o el mosqueo de mi padre: "¡A ver, a qué vas allí!", "Tú te piensas que habrá un tío allí cuando llegues que te diga, toma Andrés un trabajo". Yo le decía que no, que ya sabía que no, aunque no sé por qué, en el fondo pensaba que ese hombre sí estaría...

Cuánta razón tuvo mi padre...

Mis amigos me apoyaron. Algunos no llegaban a comprender por qué, ahora, habiendo acabado la carrera, prefería irme a quedarme en el pueblo y buscar un trabajo, es más, ¡irme para trabajar de lo que sea!, ¿en qué cabeza cabe?Yo me refugiaba en la excusa de perfeccionar el inglés (objetivo que cumplí a medias estando en Dinamarca), para vivir otra experiencia, conocer gente nueva, terminar de encontrarme a mí mismo (como dije en otro post), quería probarme a mí mismo, ver si de verdad podía responder ¡Capaz! a la pregunta: ¿Capaz o incapaz?

Así pues, después de 2 semanas de mi vuelta de Dinamarca, regresé. Me lié la manta a la cabeza. El 8 de Marzo me permitieron entrar de nuevo en "esa burbuja", aunque ahora era más consciente de que esa burbuja se pincharía en unos días.

El 17 de Marzo de 2010 me fui a Edimburgo. Llegué con JJ, un compañero de la erasmus, que estaría de visita durante unos días en la ciudad, él se cogió el bus que le llevaba al centro y nos despedimos. Allí estaba. Solo. Lo había hecho. Empezaba de nuevo y yo mismo me había propuesto cerrar la puerta a mis espaldas para no poder escapar. Sabía que era una cuenta atrás, el dinero era clave así que disponía de poco tiempo para encontrar al hombre del cartel.
Empecé a buscar.

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